¿Qué significa RaDaMá? ¿Quién es RaDaMá?



RaDaMá no es un dios. Es una personalidad trascendental. Está en todos nosotros. Es el alter ego de todas las cosas que se hacen con valor. Él viene de un mundo donde el valor lo coronó Rey, hasta tal punto de que su nombre y su capacidad aparecen como sinónimos. 

"¡Que RaDaMá te acompañe!" solían decirse los guerreros antes de sus batallas o los estudiantes a la hora de encarar algún examen adverso.


RaDaMá es una entidad supraterrenal que espera a nuestro llamado para ofrecernos su servicio. RaDaMá está en las grandes proezas y acciones de las personas de este mundo que pidieron su compañía.


RaDaMá es el gran vencedor de las imposibilidades de la razón, entendido esto como el miedo de las posibilidades infinitas de no lograr lo que se propone, de que todo lo que puede salir mal, salga mal.


Es así que en la batalla llamada "Batalla del Sol" los verzales hayan salido victoriosos. Según los textos conservados: "El comandante de las tropas mandó bordar el nombre de RaDaMá, antes de salir de los muros de Verzal hacia la conquista del Reino de Proslal, pero solo cuando se vio vencido en la última batalla, contando solamente con un tercio de su ejercito, hizo flamear la bandera y la victoria fue definitiva."


También se cuenta una anécdota, por los pasillos de la Universidad de Lehimtr, que una muchacha susurró al oído de su amante que pidiera ayuda a RaDaMá para que la defensa de su tesis fuera aprobada por el Máximo Comité Evaluativo, éste desautorizo a la muchacha diciéndole que su capacidad intelectual y sus firmes argumentos le sobrarían para poder ser aprobado. 

Pero llegado el momento de ser evaluado, un miedo oscuro se le metió en el cuerpo, comenzó a respirar con dificultad, un calor sofocante sacudió su cuerpo, estrujándolo hacia la deshidratación, huir de ese sitio era lo más acertado para él. Pero entonces, recordó a su amada diciéndole que pida la ayuda de... "RaDaMá, imploro el valor de tu compañía". Cuentan que esas fueron las palabras que pronunció antes de que le otorgaran el máximo puntaje y lo reconocieran como uno de los más elocuentes de su época.


Experiencias como estas fueron sumando a la grandeza de RaDaMá. Los días venideros fueron de poetas y escultores, de arquitectos y políticos, de jóvenes y ancianos que nombrándolo a RaDaMá como el icono supremo del valor ante el sentimiento de que el precipicio los devorara, conseguían una página memorable en su historia.


RaDaMá está en cada persona que lo nombra con esperanza y convicción en la desolación de las peores circunstancias.

Medio Campo




-De verdad te lo digo che...- y observaba desde arribaldo - ...A veces, tenés que saber ubicarte, no sos lo mejor del mundo, en lo que hacés sos uno más... y no está mal.


Simplemente, sos de un grupo que consta de muchos integrantes. Un mediocre dirán otros. Yo sé que no te gusta escuchar esto y preferís que te valore por tus esfuerzos, destacándote por ello, pero vos tenés que ver la realidad, hay muchos a tu nivel y muchísimos más por encima de tu nivel, quizás pensás que no es así y me lo vas a discutir. 

Lo veo en tu carita. Estás negando con la cabeza y te está molestando, es obvio. Tiene que ser así, te tenés que sentir así, como mínimo. - Se quedó observando como impactaban sus palabras, suspiró y continuó - ...Lo que pasa, es que tenés que saber de tus competencias, lo competente que sos, y los que van a tus costados, no sos del todo bueno, ni del todo malo, estás en carrera, eso es lo importante. No hace falta medirte con los que están por encima de tu nivel, estarías sumando presiones que te han de limitar y con el tiempo te das cuenta que hay humildades que engrandecen y que es vital ver con más claridad.


Y para ver con más claridad, olvidate de esos consejos en los cuales te dicen que tenés que luchar con vos mismo para superarte y así superar a los demás, ¿por qué te digo que lo tenés que olvidar? Mirá, el sistema en el que vivimos nos quiere obligar a alcanzar ciertos objetivos por los caminos de la destrucción del adversario, pero no hace falta esa violencia para alcanzar los mismos objetivos, enterate, no hay adversarios...


Ahora bien, esto que te digo no es para que tus ánimos bajen, sino para que los direcciones. Mirá, hay un pueblo allá en Misiones llamado Jardín América, ahí hay dos clubes de fútbol, uno llamado Club Social y Deportivo Jardín América en el Barrio San Martín y otro llamado Club Social y Deportivo Timbó cuya cancha está en el Barrio Timbó, ¿por qué te hablo de estos clubes? Porque son rivales. Son el clásico de un pueblo. No son ni River Plate ni Boca Juniors, son simplemente: "El Lobo" y "El Verde", no son de renombre mundial y es más, no son conocidos fuera de los márgenes de la bella provincia de Misiones, pero ¿sabés por qué te hablo de ellos? Porque cuando se encuentran en la cancha, el universo cambia; son los dos equipos con mas hinchas del planeta, Dios deja de atender a los rezos del resto de la gente y se pone a ver el partido, en esos noventa minutos (y algunos más también) compiten en la cancha y en las tribunas y en cada uno de los corazones pintados de azulblanco y verdeblanco, en ese competir se anulan los continentes y planetas y los sistemas inerciales, viven la pasión de saber que son los únicos que existen y existen gracias a que se encuentran en el otro, existen en relación al otro. 


Y el universo trabaja así, trabaja en la unión de los que se encuentran, no en la competencia por un lugar, sino en la existencia de lo compartido, de la apreciación del lugar que se comparte en el presente.


Y esto que te digo, te va a ayudar a que no pierdas el tiempo, a no perder las fuerzas, a direccionarlas al presente y al compañero que tenés al lado, a vivir una existencia real y sincera, placentera con vos en relación al que te acompaña. 


La pasión, sí, la pasión. La pasión de saberse vivo en una cancha, en una tribuna, en relación a tus pares, en relación a tu universo. Vos, en lo que te dedicás, dale más importancia a tus compañeros, no los veas como adversarios, van por el mismo camino, disfrutalo.


Con el ejemplo de estos clubes de barrio quiero que te reconozcas en los compañeros de tu universo, con pasión disfrutes los momentos compartidos, que vivas la lluvia y los días soleados, con la sonrisa de la existencia.

Nora la Vasca




"¿Sin juego de palabras? no tendría nada, sería como vosotros, mataos siguiendo a la manada."
Ares, El Mito y la Leyenda.

 
Estaba en Nebraska,
Haciendo asado con brasas.
Llegó Nora, la vasca,
Puso música brasilera
Empezó a hacer un guiso carrero,
Yo seguía como un guerrero,
Me rascaba la larga y bárbara barba 
Charlábamos como barras bravas,
Lo que narraba ella sobre Navarra me aterraba
Cantaba largas payadas, palabras bramaba.
Rabia había entre tanto cuento tonto,
Rimas soltaba, mucha cháchara la dicharachera vasca.

        ¡Basta! solía soltar después de carcajadas, dolía la barriga.

Hitos históricos me traía mi amiga, me distraía con su habladuría sobre Asturias, astuta, siempre llevando la batuta en la conversa mientras te tiraba data de los persas, presas fáciles del Nilo, esos pájaros con palabras de peces, todas las veces recibís lo que mereces. 

         Y los cafés después del almuerzo, dijo de todo en eso, detesto los pocos sesos y ella sabía de tantos sucesos, de tantos presos prusianos, de tantos paisajes de los Andes, del calor en Ecuador, de montañas y cimas en Lima, de locos posos en Porto, de ancianos sanos en Manaos, los loros y papagayos en los lagos de Santiago, de verduras duras y cañas con ruda, de ovejas y pastura, de caballos y monturas, de trote y herraduras, de flamencos y pencos y pisco, de mordiscos y vómitos en el piso, de cabellos rulos y lisos, de caballeros y damas, de quien da más en las Bahamas, bah, jamás descansaba, sobre las sabanas del Sahara, como se vivía la vida en Turquía y algunas que otras mentiras, Santa Fe de los cafés, selvas abiertas y las praderas desiertas, selvas cerradas y pampas habitadas, monasterios de los muchos dioses, mares de los azahares, de arenas, de flores y tertulias, de revolucionistas y capitalistas, de mediocres ocres, tantos oros, en tantos tonos tontos. 
Hablaba de la dura amargura, de los finos vinos, de los árboles y los pinos, de las guerras futuras por las aguas, tierras de perras y torturas, de ratas y tartas, de los tártaros, de las aguas de los cántaros, de quienes hablan hasta hartaros, de vos, de mi, del yo, de ella, del ello, de ellos, de vosotros, de los nuestros y los otros, de Gilda y del Potro, del tenis de Del Potro, de suicidios y del alboroto del aborto. De los santos, de los femicidios, suicidas y homicidas, de sífilis y sida, lo que nunca me decía era como se sentía, no hablaba o trataba de como estaba.

¡Pará ya, por favor! Se está saliendo del medidor del meridiano ¡y ya estoy hasta las manos, vamos! La pucha que disfruta, de tan dulce fruta, la verba, ya verborrágica ¿y la gracia? Gracias, García y se reía y no paraba de contar cosas aterradoras sobre Navarra y Andorra, con Nora la vasca, se te pasa la hora.

Pa' Que Se Entienda




Y te hablo a vo', sí, sí. A vo' te 'toy hablando, vo' que te decí que so' no sé qué, a vo' te hablo. Dejá la boludé de decí no sé qué. Porque yo sé muy bien lo que vo' queré. Sí, sí, yo ya sé ya muy bien eh, así que... andá, andá nomá y cerrá un poco ese tu boca eh, te conozco eh, te conozco muy bien a vo' como pa' sabé lo que ta'ciendo eh. Ojo, ojo con lo que hacé y ojo con lo que decí po'que mirá que yo ya sé eh, y si yo ya sé, ellos tamién saben muuuuy bien lo que tienen que hacé. Así que andá noma', andá noma' vo' tranquiliiiito por ahí, caminá po' la sombrita, que...
Pero no vaya que mové el avispero eh, vo' me conocé a mí, vo' me conocé muy bien a mí y vo' sabe' lo que yo hago, lo que yo hice y que a mi me respetan por eso, acá, allá y en la luna tamién. Así que andá y cuidá bien ese tu boca po'que yo no viá dudá eh, yo no viá dudá ni un segundo, ni un segundo en usá mi machete con vo'. Ni que viá dudá, pero ni ahí que viá dudá eh. Así que no me haga' calentá ma' de lo que 'toy, así que te aviso, te aviso y estas bieeeen avisado. No quiero nunca ma', que nunca ma' vo' me venga' a decí ni que me venga' con cuento de no sé qué porque patatín-patatán y vo' te va la mierda. Y agradecé que no está quien vo' sabé po'que ese sí, ese sí que no va jugá con vo'.

Lunisiente




Y caí en esos ojos plateados, 
Alunicé en tus pupilas. 
Descubrí el planeta zigzagueante
De los colores del arco iris en vos.
 
Respiré tus colores y me invadieron,  
Se introdujeron por los oídos 
Hasta mis pulmones,
Estos de emoción latieron. 

Fruto de mi bosque de ilusión,
Aluciné y al unísono grité 
Con mi alma gemela
Al huracán de sensaciones. 

Sin conocimiento del presente, 
El amor, no tiene forma. 
El amor, es luz incandescente
Que gira iluminando 
Los vericuetos del ambiente
El cosmos de tus cabellos 
Sobre mi cuerpo durmiente.

[Palabras Frías III] Hoy Morí Dos Veces




Hoy me tocó morir dos veces, fui anciano y morí de cansancio, fui joven y morí accidentado.

Morí de distintas maneras, en distintas situaciones, en disímiles latitudes, morí y volví a la vida.

Muchas veces me di cuenta que ya había vivido y otras se me revelaron a la memoria en otras vidas, después de muerto me di cuenta que había vivido.

Muchas veces dije que ya había vivido otras vidas, pero la gente no me creyó, así fui poeta, profeta y también fui loco; me condenaron por mis palabras, a la hoguera, al destierro, al manicomio; pero también a la fama de un gran cantante contando historias, que eran verdad, aunque solo sonaban a canciones.

Fui un doctor y un estudiante, fui a la escuela solo para poder comer, morí en un quirófano, viví largas vidas y fui apenas un bebe cuando me tocó volver a ser otra persona. También fui un nonato.

Fui un dios para mi tribu, fui el aliado del diablo para otros. Fui hermano de mi hermano y fui al mismo tiempo hermano mió, raras veces las que me tocaron ser mas de una persona al mismo tiempo.

Debería poseer la sabiduría de muchas vidas pasadas, pero la sabiduría, a veces, solo me sirvió para conseguir un plato de comida caliente y otras tantas para sentir un puñal en mi espalda.

Me di cuenta que el hoy es eterno, pero también viví en un día después y luego viví antes, fui y vine sin entender muchas cosas, siempre es hoy, pero fui ayer y alguna vez fui mañana y no se si hoy es un mañana o es un ayer o lo será.

Las horas, los minutos, los segundos, las secuencias en lo que todo ocurre, lo que ocurrirá y lo que ocurrió, lo que esta ocurriendo ahora en lugares distintos, el futuro y el pasado mezclado en un hoy que en algún momento tendrá fin, o quizás ya lo tuvo, esto no me queda del todo claro, porque no sé si repetí vidas completas, quizás algún día lo recuerde.

Había vidas buenas, con esperanza, con convicciones y contextos favorables para ser feliz. Hubo otras vidas en las que solo penaba y una tras otras las cosas sucedían mal, heridas y heridas en mi cuerpo, enfermedad, peste.

Fui amigo de grandes personas que nunca me dejaron caer y también morí solo, en un cuarto sucio, lejos de mi familia, abandonado.

Convencido tomé malas decisiones, cambie mi vida de felicidad por desgracia y desdichas. También viví amargado y desdichado y encontré en mí las fuerzas necesarias para cambiar mi vida y ser feliz.

La soledad existe en todos los paisajes, hermosos paisajes existen sin soledad, los vi a todos. Viviendo en países europeos o africanos, muchas veces con el mismo nombre, la misma fe y esperanza en la humanidad, pero con lenguas diferentes y dioses enemistados, maté personas. Fui de todas las religiones, muchas se parecen demasiado, otras, después de un tiempo dejan de ser lo que eran.

Hay un sinfín de verdes sobre la tierra, y cuando fui ciego los vi a todos. Fui un niño que murió de hambre en cada uno de los cinco continentes, también fui un estadista que puso las cifras de los niños que mueren de hambre en los cinco continentes, fui parte de cada una de esas cifras, fui quien las vivió y fui quien las escribió.
 
¿Les dije que también fui animal? Fui un pájaro que volaba entre las montañas, fui un pez en un lago, un grillo de canto nocturno, fui un escorpión y una serpiente. Fui domador de serpientes en una cultura lejana, fui una vaca y fui un ternero. 

Fui hombre y fui mujer, fui niña y anciana, pero también fui persona y amé sin preguntar nada. Fui amor de otros amores, amé y amé con varias vidas, amé ancestralmente y amé por un instante, muchas veces morí por amor, por amor a personas, a reyes, a costumbres y a dioses.

Pocas veces fui árbol, pero una vez corté uno y sentí dolor en mi mismo. Sentí dolor de como las personas matan la vida en el planeta, fui vida y muerte.

Inspiré muchas historias, cambie verdades por mentiras y surgieron otras historias, vi ríos de sangre y montañas de oro. Vi montes sobre los cielos y gigantescas bestias en las profundidades de los mares.

Fui mujer culta, en varias culturas; fui hombre imbecil, en varias culturas. Me mataron para robarme unas zapatillas, morí por mala suerte, morí joven, morí anciano, por accidentes, por negligencias, también morí muchísimas veces sin saber porque me mataron, simplemente moría. 

También fui asesino, muchas veces, asesiné por muchas razones y a veces no sabía porque asesinaba.

Fui rencor y remordimiento, fui santo y pecador, leal y traicionero, fui también una vida sin pena ni gloria, fui triunfos y fracasos, deportista, empresario, hombre de campo, fui reina y esclava, fui las cosas que me acuerdo, pero sé que con el tiempo y las vidas y las muertes, recordaré que en algún tiempo fui algo que hoy no recuerdo.

También fui fantasma, fui alma en pena, fui pena que atravesaba las paredes y movía cosas, fui el terror de los vivientes pero muchas veces no sabía que era un fantasma. Tuve, como se imaginaran, muchos nombres y muchos hijos, morí en una cruz varias veces, morí apedreada pero también de enfermedades, de guerra, de hambre, de gula, tantas otras veces me suicidé.

Hay dolores infinitos, hay felicidades eternas, lo que se también es que fui dios en la tierra, pero jamás en ningún otro lugar, tuve fe en los dioses, quizás, ofendí a ellos y por eso no me dejan ir a esos cielos que prometen los religiosos.

Fui, también, como dije antes, dos personas al mismo tiempo, ahora sé que soy escritor y escribo esto, pero también, quizás, soy el que está leyendo estas palabras, y ahora recuerdo todas mis vidas pasadas y las futuras que ya ocurrieron.

22 de Julio



"Decretado está: el fin, será el 22 de Julio. Decretado por los cielos, el comienzo. El fin y el comienzo. El final abrupto y el comienzo sereno de la nueva era.

Los finales no son abruptos, pero en algunos casos se puede vislumbrar perfectamente como un punto final, en el mismo momento en que ocurren.

Muchas veces lo que ocurre es que podemos, después de un tiempo, ver el final de una era estando a la mitad de otra, quizás siempre mirar el pasado es ver los fines y los comienzos, quizás por regla científica de los estudiosos de la historia, de la historiográfica mas precisamente. 

Entonces, volvamos a la primera línea. El final estaba decretado para Matiantis, ciudad de muros fuertes, aliados fieles y diplomáticos hábiles. Estaba declarada. Era el fin cercano. Faltaban ya pocos días, mas la población no temía. Sabía desde siempre esta fecha. Sabía que iba a suceder, un fin temible, abrumador y eficaz."

-Es malísimo... muy malo ¡Le pusiste tu nombre a la ciudad! ¿En que estabas pensando? ¿No vas a parar de mirarte al espejo?...
- ¿Y vos qué mierda sabes? Es solo el comienzo le falta pulir mucho...

Le arrebató de la mano la hoja con esos primeros párrafos escritos a modo de borrador, bramaba de ira contra su hermano menor.

- Bueno che, no te enojés...
- Me enojo todo lo que quiero, porque sos un estúpido...
- Mirá pelotudo, si no querés que te de mi opinión sobre tus textos de mierda no me los mostrés más. ¡Y que te de una opinión tu abuela! ¿Sabés? ¡Tu abuela!
"Es la misma que la tuya, bobo" murmuró mientras abandonaba el living y subía las escaleras hacia su habitación. "Pendejo de mierda, pendejo de mierda" repitió varias veces mientras se acostaba en la cama y con las manos se tapaba la cara.

"Todo lo que hago esta mal" pensaba "pero esta vez no, esta vez no todo esta mal. Lo único que esta mal es habérselo mostrado. A él, que no entiende una chota. Es un pelotudo además..." siguió lamentándose. 

El pibe le había metido mucha ficha a la creación de esa idea que torpemente había escrito. Pero estaba tan contento, le parecía una historia fabulosa, por eso se lo quiso mostrar a su hermano. 

Tenía la historia de la pareja principal, un varón que se enamoraría perdidamente de una muchacha de los arrabales, ella primero lo odiaría porque que la familia de él le había estado robando el pan a su familia, de clase obrera, pero que con varios encuentros ella también se enamoraría y podrían tener un amorío hasta que él pudiera tener un puesto de poder donde repartiría los bienes y... "el pelotudo ese, ¿Quién mierda se cree que es para pisotear lo que habría sido la mejor historia que se me ocurrió desde que soy escritor?" Matias dice que es escritor, "porque el que escribe ¿qué es sino? Un escritor, obvio" y nadie quería refutarlo. En parte tiene razón, lo que esconde es que el anhela con toda el alma llegar a ser un gran escritor. Por eso se inscribió en la Facultad de Filosofía y Humanidades de La Universidad Nacional De Córdoba, en la carrera de Licenciatura en Letras Modernas; está en primer año pero ya dice que quiere ser profesor de la universidad, que va a crear una cátedra específica para explicar lo maravilloso de su propio arte.

Todo lo que Matias escribe se lo da a devorar Daniel, su hermano mas chico, de 13 años. Daniel no tiene pelos en la lengua, dice lo que le parece y de verdad no le importa una mierda si sus palabras pueden llegar a ofender a las personas a las que va dirigida. Matias se las presenta igual, necesita su aprobación aunque diga que no. Daniel parece ser un critico de todo y al que toda la familia le presta mucha atención a lo que el decida. Es así que la última vez que se fueron de vacaciones el lugar lo eligió el más chico. 

Papá y Mamá trabajan todo el día. Papá es albañil y viene muy cansado al caer el sol, Mamá cuida a una viejita a la mañana, a varias cuadras de la casa de ellos y por la tarde limpia algunas casas. La mano esta dura y tienen que hacer muchos esfuerzos, ahora que hay trabajo.
 
Matias este año comenzó la facultad y Daniel continúa en la secundaria. Ambos de pocos amigos. Pero Daniel es mucho más extrovertido que Matias. Quien además sufre mucho para lograr una conversación con las mujeres y para colmo de males expresivos está enamorado de su única amiga. "Sos un cagón de mierda vos ¿Cuándo le vas a encarar a Lore? ¿Vos pensás que ella no sabe que te mareas por ella? Ella ya sabe todo papá, pero espera que vos le demuestres lo que sentís. ¡No entendés nada de mujeres vos, eh!" suele maltratarlo Daniel, a lo que Matias le responde que es él que no sabe nada. Pero ambos saben que no le dice nada por miedo.

Desde que Matias escribe, perdón, desde que Matias es escritor (como le gusta corregir a los que hablan del tema) el único lector ha sido su hermano. "Te falta creatividad Matias" es una de las primeras frases que usa Daniel para referirse a los escritos. "Le falta alma a tus palabras che... solo agrupás oraciones, poco descriptivas. Eso esta mal. Dale mas sabor a tus descripciones, contá más de los personajes. Porque de verdad que ese tal Jacinto no se entiende si es un herrero pelotudo o un chabon yankee con doctorado en decir boludeces, ¿me entendés?" le había aconsejado cuando le presento "La Historia de Jacinto, Herrero Filosófico de Derecha." Los consejos no estaban mal, lo que estaban mal eran los textos. Pero bueno, ¿qué se puede esperar de alguien que recién comienza? "¡Qué lo hagas bien, pedazo de forro inservible!" contestaba Daniel.

Papá volvió tarde, casi de noche, no dijo ninguna palabra cuando atravesó el living. Se fue derecho bañarse para sacarse todo el cansancio y la mala onda de un miércoles sumamente caluroso, también algún que otro olorcito a alcohol, sabía que a Mamá le desagradaba.

"Otra vez tomando..." había dicho Mamá, que cocinaba mientras los hermanos discutían, para variar:

- Ya te dije sos un pelotudo, como el personaje de la otra vez El Indio... Carajoren.
- Zatazoen, El Indio Zatazoen.
- ...el indio poronga ese, ¿vos te pusiste a pensar? ¿Un indio de las montañas que encuentra una píldora entre unas piedras que es la cura para la enfermedad más fuerte del universo que habían traído los alienígenas? ¿Posta? ¿Vos me estás cargando?
- ¿Qué, qué tiene? ¿Qué tiene de malo? ¿Alguna vez escuchaste una historia así? ¡NO! ¡JAMÁS!
-Bajá la voz Matias - sentencio Mamá.

Después de unos segundos:

-esa historia es malísima...
-terminala culiao'
-posta es malísima, solo a vos se te ocurren historias tan malas. ¿Porque no escribís algo como: "Di Algo En El Diálogo" o "A Orillas De La Luna" o algo como "Al Otro Lado Del Papel", "El Sol De La Mañana", "¿Es tu Alegría Mi Dolor? Yo Caeré", "Saturad", "¡Feliz Cumple Mi Reina!", "Celeste De Los Cielos Rojizos"?

Interminables títulos le daba Daniel, cada uno de ellos era una historia que Matias no sabría escribir, pero como títulos eran geniales. Matias escuchaba con atención las palabras de su hermano, lo admiraba, tenía facilidad para las palabras, justo lo que a él le faltaba.

-¿Y si escribo sobre un escritor que no sabe escribir?
- ¿Y se va a llamar Matias?
- ¡No me tratés de estupido eh! Que te voy a cagar a trompadas ¡Gil!
- ¡BASTA! ¡BASTA LOS DOS! 

[Palabras Frías II] La Nube Negra




El barrio desolado, el viento frió por fin estaba quieto, hace tres cuadras que camino por el mismo lado de la vereda. Un perro ladró desde el patio de una casa, (¿desencadenando mi temor?) luego, volvió al silencio la noche fría. 

Ya quiero llegar a casa, estoy violando la cuarentena y pienso en la policía. Que me lleven preso no es la mejor idea, siento. 

Hay algo raro en la noche, la luna también me persigue. Me toca pasar por una cuadra completamente oscura. Hay algo que anda mal, prefiero caminar por el medio de la calle, desconfío de lo oscuro de las casas. Hay mucho silencio, escucho mi pulso y exhalo nieve blanca, tan blanca como la luna, la plateada que desde el cielo me está diciendo que algo malo va a suceder, aprieto el paso y sonrío, sonrío para convencerme que lo que estoy pensando solo son ilusiones, camino más rápido, siento frío en los muslos y escondo las manos cruzando los brazos en el pecho intentando controlar que mi corazón no salga de ahí. 

Mi cara ya esta expresando un terror inexplicable, como la nube negra en la que estoy caminando, es la misma calle oscura que parece que empecé a caminarla en el 1800. Llego a una esquina y veo que hacia la derecha a unas cuadras hay, por fin, una farola encendida, no sé que hora es, quiero salir de la nube negra. Las pulsaciones mejoran, la luz está a una cuadra, sigo por el medio de la calle, no quiero que...

Llego a la luz, ya respiro normal, freno dos segundos, suelto una carcajada por mi mente estúpida. Después de esta luz no veo otra. No importa, saco de mi bolsillo una bolsita, recobro la energía.

Camino a paso libre, ancho, dominante, vulgar. No me da miedo nada. La noche es la noche, la luna una cosa redonda que brilla. No hay nadie en la calle que me rompa las pelotas y las estrellas no están porque la estrella soy yo.

Siento tras de mi un auto, "que choquen, que me importa". El efecto termina. Miro hacia atrás, es el auto de la policía, hecho a correr desesperadamente, a la derecha entro en un pasaje totalmente oscuro, giran las luces azules, escucho que aceleran, corro por la callejuela, en una casa sin rejas entro y me tiro en el patio, el césped esta húmedo, cierro los ojos, el patrullero pasa despacio, los despisté. 

Abro los ojos, sonrío. Se fueron, no sé por donde pero sé que tengo que tomar el mismo rumbo que acaban de dejar y estar más atento. 

Camino varias cuadras, el aturdimiento hace efecto, el frío se apodera de mi cuerpo, me tiembla la quijada y me sudan las manos. La luna vuelve a perseguirme, se hace mas grande y me anuncia que esta pronto a acabar con mi vida.

La noche se llama Sinestrellas y la ciudad, Sinluz. Las calles están en silencio, ni siquiera el murmurar de los grillos se hace presente, almas errantes circulan por doquier y atraviesan mi cuerpo en el eco de cada uno de mis pasos. Puedo sentir que no habrá amanecer alguno. 

Me late la cien y un malestar general me acompaña. Otra vez mi corazón me pide salir, está luchando contra todo lo que está ahí adentro de mi pecho, al lado del miedo.

Varias veces me tiré al suelo o me escondí tras de un árbol cuando venía un auto. Fueron vehículos particulares, ya no de la policía. La desesperación fue la misma y estuve al borde del romper en lágrimas, ya no la estoy pasando bien.

La oscuridad está en mi pecho, en mi cabeza y en mis huesos, estoy en la nube negra y quiero salir ya. No soporto la idea de una noche eterna, ya no sé donde está mi casa ni en que barrio estoy.

Mis pasos son erráticos, casi me caigo, sufro los pasos que doy, no sé a donde me dirijo, estoy perdido y camino hacia...

El llanto y los gritos, fueron después. Primero la noche se detuvo, la ciudad, la luna, la nube negra, mi cuerpo e inclusive el silencio, todo quedó en pausa.

 Dos ojos se dirigían hacia mí, hacia mi estático universo, crecían esos ojos de muerte bastarda, brillantes y amarillentos ojos de gato, de gato negro en la espesura de la quieta nieve negra. Directo, recto se dirigía hacia mi centro craneal, pero pasó volando dejando en mis oídos su canto espectral, su grito de águila sin fin, el augurio de muerte del búho rompió mis viseras. Las alas me rozaron la piel, el perfume del plumaje activo las arenas negras del tiempo. Caí de rodillas al piso.

[Palabras Frías I ] Te Quiero Ayudar




          Te quiero ayudar, 
          sé de lo que sufrís. 
          Conozco esa soledad, los ojos de cristal 
cuando dicen esa palabra, 
          la angustia pegada a la almohada. 
          El miedo a dormir 
          y el miedo a despertar, a saber que el día se puede repetir. 
          Las ganas de no estar, 
          de no tocar nada, ni a nadie, 
los llantos en el baño. 
          Sé de tus daños, que los postergan los abrazos. 
          Sé de tu sonrisa, no la que mostrás, sino la que tenés guardada. 
          Por eso te quiero ayudar. 
          Por eso te voy a ayudar: 
          te acompaño, te quiero, te espero.

Lucía





Roberto era un detective retirado, se decía retirado porque no le gustaba que el digan jubilado. La sonrisa por delante, los chistes pronto, la solidaridad y empatía como estandartes, así era el viejo. Había dedicado 23 horas al día al ejercicio de su trabajo, ahora los utiliza para acciones solidarias. Los primeros tiempos después de su jubilación, perdón, de su retiro, los invirtió en arreglar la abandonada placita que estaba casi al frente de su casa, en el barrio Alta Córdoba, labor de la municipalidad, "pero bueno, no vamos a esperar toda la vida, los pibes tienen que tener donde jugar" era la cándida respuesta que le daba a quienes en vez de ayudarlo le decían que lo deje, que le corresponde al intendente.

Así, arregló juegos que estaban rotos, los soldó, cambió las tablas que estaban podridas, agregó clavos donde hacia falta, les puso grasa en las bisagras y las pintó, cortó el césped con su máquina, podó las ramas  de los árboles viejos y renovó el cartel de "Despacio, niños jugando".

Pero no lo hizo sólo, los fines de semana le ayudó Martín, su hijo. Martín era un abogado meticuloso y prolijo, trabajaba en el Tribunal de Familias y atendía casos especiales en su estudio en el barrio Cerro de las Rosas. Le ayudó a su viejo con entusiasmo, una de las pocas cosas que compartían era tiempo haciendo algo juntos, así que aprovechó cada segundo del labor conjunto. Padre e hijo, trabajando sin un objetivo económico, codo con codo, con el placer de ayudar a mejorar un espacio para los niños del barrio, la postal perfecta. Por la cabeza de Martín pasaban en esos momentos, recuerdos de los asados compartidos en familia, yendo juntos a comprar la carne, preparando la parrilla, descorchando el vino, verlo al viejo haciendo el asado dominguero sin remera, disfrutando de encender el fuego y del vino, disfrutado mucho del vino. Después de comer, verlo templando las cuerdas de la guitarra y cantándole canciones preciosas de amor a la dueña de su alma, ver en esas canciones las lágrimas de emoción y ternura rodando por la mejillas de su madre, la amorosa Lelís.

Mujer risueña como ninguna, alegre y cordial que nunca perdió una discusión en su vida, con su piel color canela, sus rizados cabellos, su buen trato y buena reputación siempre se llevó la admiración de todo el barrio. ¡Buen día, Doña Lelís! le solían decir desde la vereda de enfrente, cuando andaba por cualquier calle del barrio, ella sonreía y levantaba la mano, no importaba quien fuera, una sonrisa siempre era la mejor de sus palabras.

Trabajó como profesora, pero donde más se destacó fue en el gremio docente, siendo vocal primera por mucho tiempo, hábil con la palabra, de temperamento fuerte y con argumentos férreos, siempre consiguiendo lo que se proponía, contra quien se le pusiese en el camino.

Ahora dispone de su tiempo para las amistades, los viajes y la devoción por Carolina, su única nieta.

Caro es la actual alma de mi familia, la perseguimos por todos lados: a sus presentaciones de danzas árabes, a sus conciertos tocando el piano, a sus manifestaciones por la Av. General Paz, intentamos seguir sus pensamientos y el ritmo de sus actividades políticas.

Ella es capaz de cambiarnos la forma de pensar, por la dulzura y rudeza de sus argumentos, acerca de cualquier pensamiento que tengamos, nos hace ver que más que pensamientos autónomos solo estamos sujetos a dogmas eternos. Hace sus críticas sociales, bastante sociables aunque a veces sus palabras nos duelen, pero en su discurso, ella prioriza siempre la idea antes que el sentimiento, el sentimiento de falsa seguridad que nos da repetir automáticamente ideas prefabricadas.

Al que más le cuesta esto de romper con las ideas de autoritarismo es, sin duda, a su abuelo, por haber prestado servicio a la fuerza policial. Pero la admira tanto, que intenta constantemente engrasar las bisagras de su rígido pensamiento. A pesar de que siempre le costó guardar silencio de los hábitos abusivos de la fuerza, de igual modo le costaba darle la razón a su nieta, por más, incluso, que él tenía más argumentos a favor de ella que de su propio discurso, que todavía era, policial. Le costaba haber pertenecido a una institución que, a ritmo de las ideas actuales, es más infractora de leyes que su principal defensora.

El conservadurismo era uno de los temas centrales de los debates familiares, era también cuando Caro más se lucía.

Y no acabo de usar esa última palabra al azar, Lucía es la novia de Caro. Esta es, fue y será la máxima conquista de ella sobre nosotros y de nosotros sobre nosotros mismos, porque nos costó aceptar la idea de que fuese lesbiana, pero nos costó más aún que ella no se considere lesbiana, sino que simplemente se considera una persona que ama. Que ama sin necesidad de que la definan con alguna palabra por como decide amar. Sigo escribiendo este texto porque me parece fantástica la idea de que la vida se trate de eso, de amar.

Di algo en el Diálogo




     Estaba Esteban, hablaba más de emblemas que de bromas. Bramaba en silencio, así obedeció, hasta que todo pasó. Más cuando contar quiso, no supo lo que hizo.

     No hay mucho para decir, estaban fuera de ritmo. Hacía mucho tiempo que no se juntaban a comer un asado y no sabían bien como comportarse.

     Era raro, lo que siempre salió natural ahora era forzado, caminaban de un lado a otro sin aparente conexión con la realidad, comenzaban diálogos de pocas líneas, sin posibilidad de continuarlas. Era molesto, no sostenerse la mirada siquiera. Alguno improvisó un chiste, el humor llegaba tarde y no causaba gracia, el chiste no era malo ni desubicado, tampoco nefasto ni superfluo, pero no había conexión entre los integrantes.

     Quisieron hablar de aviones, otro quiso empezar una discusión sobre política, otro quería hablar de la suegra, ni siquiera el tema del clima, que en cualquier ocasión resulta efectivo, tuvo frutos.

     Máximo tomaba un malbec berreta, con hielo y soda; Emiliano, que hacía el asado, un vermú; el Fede y el Bauti tomaban cerveza, el primero rubia y el otro roja; Flor invitó tequila, pero nadie le hizo la segunda; Lucas y Adri tomaban un fernet, que ella preparó muy fuerte y él se quejó, pero ella no le contestó. Jacinto no se despegaba del whisky, como dueño de la casa no le daba artículo a nadie, solo miraba sin entender y escuchaba sin decir nada.

     Bauti incentivó a hablar de fútbol con un comentario sobre Instituto, pero el campeonato todavía estaba sin fecha de reinicio, como la facilidad para el diálogo.

     <<A la ensalada ¿le pongo aceite y vinagre o solo limón?>> preguntó sin entusiasmo de respuesta Adri, mientras exprimía medio limón desde cada mano a la ensaladera.

     <<Ya casi están los choris>> decía el asador.

     Alguien hizo ruido con la soda, alguien soltó un eructo. Una roca entró en el vaso del viejo, alguien se quejó de los mosquitos.

     Alguien puso rock, otro quiso poner salsa, pero al toque se rectificó y cambió por folclore. Sonó una chacarera. Alguien puso mala cara, los demás no se enteraron.

     Nadie hablaba del clima cálido, del hermoso domingo, de ese patio tan amplio, nadie admiró lo prolijo del césped. Nadie dijo nada de las trenzas de Flor, y a ella no importó.

     << ¿Me alcanzás la sal?>> nadie se la acercó. Algunos tenían hambre pero nadie lo dijo, el asador estaba tardando, pero él disfrutaba de llevar la carne a tiempo y fuego justo, lento para los que callaban. Solo Fede se sirvió un chori, lo puso en un pan, al que agregó salsa picante y mayonesa.

     << ¡Qué hermoso día por Dios bendito!>> por fin alguien lo dijo, pero no se supo de quien vino la voz, Maxi rió.

     Sonó un celular que estaba en la mesa. Nadie atendió. Luego aparecieron Lorena y Ceci, saludaron y alguno levantó la vista, Emi ofreció para beber, Ceci prefirió agua y Lore se hizo una limonada con algunos limones que estaban cerca de la ensaladera.

     Las costillas y el cerdo en fuentes separadas. Algunos no comieron nada, alguno agarró con las manos la carne, otro la ponía en un pan, alguien prefirió servirse en un plato, otra solo necesitaba un cuchillo filoso. Nadie comió ensalada.

     Siguieron bebiendo, alguno sin despedirse se fue. Otros quedaron. El día se hizo noche de un segundo a otro, casi no hubo atardecer. La lluvia hizo que alguna se refugiara bajo techo, otra ocupo el sillón del living para dormir, otros se fueron. Otros, simplemente seguimos aquí.

Un Mate dulce



Laura servía un mate dulce, mientras pintaba las uñas de sus pies. Al fin era sábado, después de haber sobrevivido una estresante semana de obligaciones.

Era sábado, cebaba un mate dulce mientras se pintaba las uñas de los pies, con un esmalte rosa. El mate, además de ser dulce, estaba acompañado por algunos yuyitos que le daban un sabor especial, distinto a cualquier mate de esta tierra. La yerba era suave, el azúcar adornaba el paladar y los yuyitos acariciaban la garganta.

Pintaba con extremo cuidado y delicadeza, como si fuera una obra de arte. Era el momento en que la tranquilidad, se convertía en el medio para que el arte cobre vida. Era un sábado de expresarse a sí misma, el arte que llevaba siempre consigo y que esporádicamente dejaba en libertad.

Antes, una ducha de horas había relajado el cuerpo. Ahora, era el espíritu el que alcanzaba ese estado.

Adornaba con pequeñas perlas de colores ese lienzo rosa. En algunas, nacían unos pétalos blancos. La imaginación volaba, con un ave solitaria en uno de los dedos más chicos, quizás nadie más que ella vería el vuelo triunfal de esa ave diminuta. "Yo te acompaño a volar" se decían mutuamente.

Hizo una pausa mirando la pared. Encontró en su perdida reflexión, los ojos de una tierna y amorosa gatita, la miraba extrañándola. Era un cuadro que había comprado años atrás, un cuadro que le recordaba la paz que le daba "Tité". Era sábado, la hora no importaba. El tiempo se detenía cuando ella miraba el cuadro de "Tité" en la pared de su cuarto. De fondo sonaba una canción lenta, casi imperceptible, que ambientaba el recuerdo de su compañerita. Años sin ella, el mismo tiempo que el cuadro colgaba. Los recuerdos tiernos de maullido, de caricias compartidas, de despertar juntas. Lo eterno vivía cuando ella veía a su querida "Tité".

Volvía a cebar un mate, lo dejaba servido unos segundos, daba unos últimos puntitos con celeste y tomaba el mate. Luego soplaba suavemente para que termine de secar y al fin, estiraba las piernas en la mesita donde estaban todas sus pinturas.

Era el momento, miraba las largas uñas de su mano, las amaba. Quería que siempre fueran de ese tamaño, sabía que trágicamente podían romperse, pero no pensaba en esa tragedia, las admiraba enamoradamente y estaba en paz. Buscó con la mirada el quita esmalte, lo alcanzó apenas. No quería levantarse del sillón, estaba cómoda y todo lo  hacía pausadamente.

Limpió sus uñas del arte anterior. Procedió con las francesitas en ambas manos, luego adornó con pequeñas pinceladas, delicadas, de rosa...

Pronto se romperá el hechizo y deberá volver a la realidad; volver a la sociedad y su bullicio; pronto deberá encontrar otra paz en ese caos. Pero no importaba, siempre la encontraba. Por más que fuera difícil y el barullo de la ciudad, turbe el pensamiento. Por más que las presiones laborales, expriman sus esfuerzos; la familia llame sin cesar; las envidias, los días malos, los dolores mensuales, las fatigas extras, se adueñen de todas las horas del día y la noche no alcance para descansar lo suficiente, ella seguirá.
Porque sabe bien que al llegar el sábado será dueña del mundo, o al menos, de su mundo.

¿Cuánto dura un mate dulce en un rincón solitario de la casa?
¿Cuánto dura la paz individual?
¿Cuántos momentos propios debemos tener para recargarnos de esa paz?
¿Cuántos recuerdos nos ayudan a vivir mejor?
¿Cuántas obras de arte pintamos y nadie ve?

A Orillas De La Luna



Y me encantaría que estuviésemos juntos. Que estuvieras aquí.

Hace un rato me propusiste "Veamos juntos la superluna de hoy". Me sacaste una sonrisa, ¿cómo veríamos la luna juntos? ¡Si estamos a 1214 Km. de distancia! Los números son más fríos en este confinamiento obligatorio. Vos tan allá, pero siempre aquí, en mis pupilas.

Ahora, veo lejanos tus rubios cabellos danzarines, que un tiempo supieron acompañar mis mañanas. Veo lejos, la suavidad de tus palabras. Lejos están, tus aterciopeladas manos. Esas frías y delicadas caricias, que tanto extraño, tan lejos están.

Me sacaste una sonrisa, al decirme "veámosla juntos"...  sin querer, miré al cielo, y en el azul nocturno, busqué tus ojos...

"Desde siempre que te extraño" dice la canción que solíamos escuchar y que suspirabas en nuestros abrazos interminables.

¿Esta luna, nos unirá nuevamente? Que romántico suena, me entusiasma la idea. La idea de que la distancia entre vos y yo termine, en la unión de nuestros cuerpos abrazados y en el abrazo sentir con devoción tu cuerpo pegado al mío. Mis brazos contorneando tu espalda. Sentir tu respiración igual a la mía.

Es imposible que estemos juntos. Pero si nos pensamos juntos mirando la luna, lo estaremos. Bajo el mismo resplandor de la luna rosa, la gigante de esta temporada.

Sentiré la brisa acompañándome, curando mis heridas, secando esa lagrimita que se me escapará sin querer, porque te extraño. Estarás en la brisa y en la lágrima, te reirás de mi sentimentalismo, como siempre lo hiciste. Me reiré con vos. Reiremos juntos bajo esa luna.

La misma luna que nos alumbró cinco años atrás, cuando nos presentaron, cuando nos dimos amor por primera vez. Tanta suavidad, bajo la luna, a orillas del Arroyo Tabay. Tanto amor me enseñaste que hasta hoy puedo sentir tu suavidad.

Y es bajo esta misma luna, que siento la presencia de tu mirada, el fulgor de tu piel desnuda abrazándome.

Ambos mirando a nuestra compañera, cómplice de amor. Fundidos en un abrazo atemporal. Somos los mismos, vos allá y yo acá, que esos dos amantes a orillas del arroyo, contemplando la misma luna.

Al otro lado del papel




"Contame, quiero saber de vos" así había empezado la charla, esa vez que nos encontramos en la plaza San Martín. Yo te vi triste y desolada, esperando que se te consuman las horas para ir a ningún lugar. Te querías sentir aislada de todos, buscaste una plaza llena de personas para estar sola. Sabías que tus escasas amistades no suelen encontrarse en lugares así.

Para romper con tus esquemas llegué yo. Te vi cabizbaja, ausente, distante, con ganas de no estar. Para tu mala fortuna te vi, yo que te extrañaba una banda. Compré dos latas de birra en el quiosco de la esquina y me senté al lado tuyo. Te ofrecí una de las latas y ahí recién te diste cuenta de mi presencia. Sonreíste y aceptaste la birra, tu semblante cambió. Volvió esa sonrisa a medias, como siempre, más con las mejillas que mostrando los dientes.

Después de dejarme hablar por un rato, agradeciendo a dios y al diablo por inventar la cerveza, me contaste que terminaste con tu novio, que no estabas sufriendo por la ruptura pero que me aceptabas otra lata. << ¿Unas pintas, no querés?>> te pregunté redoblando la apuesta, esto implicaba que la charla fuese más extensa, que llegue incluso la noche y nos encuentre bebiendo aún. Tardaste en decir que si.

Caminamos por la peatonal algunas cuadras, hasta encontrar una cervecería, que no tenía tu estilo, pero necesitabas un cambio de ambiente y por eso fue que la elegiste. Al ubicarnos en una mesa del interior del local, lo primero que hiciste fue limpiar tus lentes, con una servilleta. Me quedé mudo, mirando tus delineados ojos, el contraste con tu viva piel, quedé fascinado. Era la primera vez, que te veía sin lentes. Era la primera vez, que me enamoraba de vos.

Pronto pedimos dos pintas rojas, brindamos. La música del lugar era muy buena pero no distinguí si era jazz o blues, era por demás tranquila y no había mucha gente dentro. Poco duró esa tranquilidad, nuestras risas estridentes rompían con la monotonía del lugar. Inclusive, desde algunas mesas se volteaban para ver la locura que cargábamos.

En un momento acomodaste una silla a mi lado, me hiciste dejar la birra en la mesa y me comiste la boca. Fue un beso corto, seguido de una risa compartida. Después, seguimos hablando, un rato agarrados de la mano, entrelazando los dedos, otro rato entre besos, entre caricias, entre pausas en las que nos descubríamos la mirada. Hablábamos como novios de toda la vida.

Nuestra relación fue siempre así, desde aquel primer encuentro, en el que nos conocimos en ese bar de rock, nos hablamos con la confianza de dos amigos de la infancia. Y a partir de ahí, siempre fuimos así. Todas las veces que nos veíamos, nos fundíamos en un abrazo, por más que nos hayamos visto el día anterior. Pero esta vez le sumamos algunos besos. La misma confianza, el mismo cariño, con algunas caricias un tanto más íntimas.

En algún momento te sentaste en mi regazo pero pronto te avergonzaste, bajaste y te fuiste al baño.

Cuando volviste pensé que dirías que debíamos irnos, que ya era tarde. Al jueves le llegó la noche y con ella, varios grados menos. Te sentaste, con muecas de frío, te abracé y me dijiste al oído, muy suavemente: <<Gracias por rescatarme de la plaza, no tenía ganas de ver a nadie. Solo quería perderme entre el ruido de la muchedumbre, que nadie me pregunte cómo estoy, porque no tenía respuesta para esa pregunta. Gracias, gracias de todo corazón, necesitaba unas birras, un beso y este abrazo. Gracias por las risas.>> Me abrazaste fuerte y rodaron unas lágrimas, que pude ver cuando me soltaste. Te las secaste cuidando que no se te corriera el delineado que demarcaba tus ojos, que enmarcaban mi vida. Soltaste una risita leve, mostrando los dientes y, antes de besarme, me dijiste: << ¿Qué me mirás así, boludo?>>

El Sol De La Mañana



Me gusta el sol de la mañana,
Las cortinas de tu ventana.
El rosedal brillante,
La brisa presente.
El zorzal y su plumaje,
Las sierras y su paisaje.

Me gusta el sol de la mañana,
Las cortinas de tu ventana.
El amanecer entre tus sábanas,
Tus labios en mi almohada.

Me gustan tus manos al despertar,
Tus suaves caricias al besar,
Tus primeras palabras al amar.
Tu mirada, mi alma sabe llenar.

Me gusta el sol de la mañana,
Las cortinas de tu ventana.
Como combates las penas
Cuando cantas en mis oídos
La bravura de tus ideas
Tu llanto escondido.

Me gustas porque
sabes a mar
Sabés amar
Sabés amar
Sabes a mar.

El Pomelo Azul




Era una mañana fresca y silenciosa, apenas los pájaros habían despertado, no le hice caso a mamá y salí sin abrigarme. La puerta que da al patio estaba abierta así que fue fácil salir, en un momento estuve afuera. Miré a todos lados buscando donde ir, el sol estaba muy brillante, tuve que taparme con la mano como si fuese una gorra, corrí unos metros hasta la casa del abuelo, pero me arrepentí. No quería jugar con el abuelo.

      Volví corriendo a la galería, ahí estaba Yaco mirándome desconcertado, era un perro viejo que le costaba caminar y hace mucho que no ladra. Me miraba atento, como siempre lo hace cuando me ve correr, parece que me dice con la mirada no corrás que te podes caer y lastimar la rodilla una vez me pasó eso, estaba corriendo y me tropecé con un juguete que había dejado Thiago, mi hermanito mas chico. Thiago tiene 3 añitos, él no me quiere prestar sus juguetes, así que los uso cuando él está durmiendo. Yo soy el hermano mayor de Thiago, tengo 7 años y voy a la escuela todos los días. Ahora no voy más a la escuela porque estamos en tiempo de vacaciones de verano. Pero me gusta ir a la escuela. Aprendo mucho. Me gustan las matemáticas y la gimnasia, a veces jugamos al fútbol, me gusta mucho jugar con mis amigos, me gusta jugar a la pelota, una vez hice un gol.

El sol me seguía molestando los ojos, así que me refugié debajo de la planta de mandarinas. Mamá decía que era de mandarinas pero nunca tenía frutas. Caminé por la sombra de la planta de mandarina hasta estar debajo de la sombra de la planta de pomelo, esa si que tiene frutas, pero de pomelo, no de mandarinas. Las frutas de pomelo son grandes y pesadas, cuando caen al suelo hacen mucho ruido. Hace unos días hubo muchos rayos y mucho viento y después todos los pomelos quedaron en el piso, eso fue de noche, hacían mucho ruido cuando caían, me despertaron.

      Ahora quedaban unos cuantos pomelos, no muchos como antes, como antes de la tormenta.

-¡Loida, Loida, mirá! ¡Mirá ese nene!

-¿Quien anda ahí? ¿Abuelo, sos vos?

Escuché a alguien que cuchicheaba cerca de mí pero no veía quien hablaba.

-Hola ¿quién está ahí?

Se movían mucho las ramas del pomelo, miré para arriba y solo vi dos pajaritos. No veía muy bien porque entraba algunos rayos de sol entre las hojas y me encandilaban.

-¡Hola! Hola, pajaritos. ¿Pajaritos, qué hacen?

Parecían picaflores, porque se movían muy rápido, eran dos, iban de rama en rama, de rama en pomelo, de pomelo en pomelo. Aleteaban rápido, casi no podía ver sus alas y sus picos. Uno era rojo y tiraba polvitos amarillos, el otro era azul y tiraba polvitos violetas. Me gustaban esos colores. Iban y venían, rápido, muy rápido. Bailaban de un lado a otro, se escondían detrás de un pomelo, yo los buscaba y se escondían en otro pomelo, se reían y yo también. Me hacían correr por debajo de la planta, ellos volaban rápido y yo corría muy rápido para encontrarlos.

-¡Santino! ¿Qué haces ahí abajo? ¡Ojo, eh!

-Estoy jugando con los pájaros, mami.

-Está bien hijo, cuidate y no te lastimes.

-Si, mami.

Mi mami se preocupa por mí, siempre toma mate a esta hora y me da los juguetes de Thiago para que juegue, pero ahora estoy jugando con mis amigos los pájaros, mi mami se metió otra vez a la casa, pero me mira desde la ventana de la cocina.

Ahora estoy buscando a mis amigos y ya no los encuentro, estoy triste, yo quería seguir jugando.

-No estés triste...

Me dijo eso, me dio un beso en la frente y voló a una rama que es estaba cerquita de mi. Era el pájaro rojo, ahora podía verlo más de cerca.

-¿Qué era el polvito amarillo que tirabas mientras volabas?

-Es polvo de azúcar de pomelo, pero yo no lo tiro. Es la planta la que me da el polvito para que queden en mis alas y sean más brillantes ¿Las ves? ¿Ves lo brillante que están?

-¡Qué lindas alas tenés! ¡Que lindas cuando brillan!

De la emoción, aplaudí y reí varias veces. El pájaro también se reía, daba vueltas sobre la rama y aplaudía.

-¡Sos muy alegre! ¿Cómo te llamás?

-Yo me llamo Santino ¿y vos? Vos, no sos un pajarito ¿o si? Los pajaritos no hablan y los pajaritos tienen plumas.

En ese momento, desplegó sus transparentes y brillantes alas. Voló hasta estar muy cerca de mis ojitos.

-¿Crees que soy un pajarito?

El pajarito se reía de algo, yo no sabía de qué. Voló alrededor mío y se reía, se reía mucho y bailaba a mis costados. Yo empecé a reír también, su risa era contagiosa. Mamá me miraba desde la ventana de la cocina.

-¡Loida, Loida! ¡Vení, vení que piensa que soy un pajarito!

Le hablaba al otro pajarito que estaba detrás de un pomelo.

-Hola, vení, vení...- le dije que venga, que venga, que no sea tímida por que se ve que era tímida. Yo antes era tímido, pero después ya no era tímido, ahora tengo amigos, no hay que ser tímidos, hay que tener amigos.

-... vení, vení- y con el pajarito le decíamos que venga y la llamábamos con la mano.

-Loida, Loida, vení, vení, que piensa que somos pajaritos.

Y el pajarito le fue a buscar al otro pajarito detrás del pomelo, le agarró la mano y volvieron. Se pusieron en la rama más cercana a mí. Ahora la vi bien, era el pajarito de color azul, pero ya no tiraba polvitos violetas.

-¿Y tus polvitos violetas? ¿Ya no tenés más?

-Si, aquí los tengo, abrí tu mano.

Yo abrí mi mano y el pajarito voló despacio hacia mí. Voló hasta mi mano y ahí bailó un rato, dio unas vueltas en el aire y agitó fuerte fuerte sus alas transparentes. Recién ahí, comenzó a caer el polvito, violeta brillante, en mi mano...

-Está frío el polvito, me hace cosquillas...

Empecé a reír porque me daba frío y cosquillas en la mano.

-Yo soy Loida ¿Cuál es tu nombre?

-Hola, Loida. Mi nombre es Santino. ¿Qué hacen en la planta de pomelo? ¿Les gusta el pomelo? A mi me gusta con azúcar.

El pajarito azul, que se llama Loida, voló hacia el pomelo más cercano, apoyó sus pies en él, dejó de mover sus alas y empezó a bailar. Bailó un buen rato mientras yo y el otro pajarito mirábamos. Cuando terminó de bailar la aplaudimos. Mamá me miraba por la ventana de la cocina. Loida abrió las alas, voló un poquito, despegando sus pies del pomelo, juntó sus tobillos y abrió los brazos. En ese momento hizo vibrar muy fuerte sus alas y empezó a sonar música, era como un silbido del abuelo y el susurro de una canción vieja, yo empecé a dar vueltas, al son de la melodía. Pero después de varias vueltas me maree un poco. Mamá me miraba desde la ventana de la cocina.

      Loida seguía en el mismo lugar y la música no dejaba de sonar, de sus alas transparentes empezaron a caer en el pomelo, polvitos color violeta, después rojo, después marrón y luego azul, otra vez violeta, después rojo, marrón y por último azul. Cuando la música dejó de sonar, aplaudimos varias veces con el otro pajarito. Loida se reía de alegría, le gustaba que la aplaudiéramos. Mamá ya no me miraba desde la ventana de la cocina.

-Mirá lo que pasa ahora, Santino...

Ahí fue cuando la magia del polvito de Loida empezó a ocurrir... el pomelo cambió de color, primero era amarillo, después verde, después rojo, después un color que no conozco, después celeste, después blanco, otra vez amarillo, ahora era de muchos colores y ahora azul.

Loida agarró el pomelo azul, lo arrancó de la ramita que lo sostenía a la planta. El pomelo empezó a hacerse cada vez más chico, Loida me lo trajo y me lo puso en la mano, era mas chico que mi mano. Se había convertido en un pomelito. Yo tenía hambre. Mi mamá apareció en la ventana de la cocina. El pomelito se veía rico, me lo lleve a la boca...

-¡SANTINO NOOOOOO!

Mal Bicho





          La verdad es que esto se está jodiendo bastante, hablo de la convivencia. El Gordo sigue compitiendo con El Viejo para poder ser el centro de atención. La cuestión de la política siempre lo deja bien parado, no sabe discutir, pero lo que sí sabe es subir la voz varios decibeles y lo usa como su principal arma.

 La otra verdad es la falta de personalidad para oponerse a la mayoría que tiene El Muchacho. Cada vez que habla conmigo manifiesta con seguridad absoluta lo que está mal en la casa y los errores que cada uno comete. Pero cuando está con las otras personas, no lo dejan opinar, ni expresarse y no puede mantener su postura. Esto, gracias a numerosos ataques de El Gordo, El Viejo y El Canoso.

 El Tranquilo no participa mucho, creo que por las discusiones que tuvo con El Gordo, acerca de matar para hacer justicia propia, esas y otras discusiones lo alejaron de la escena. Pero fue un alejamiento humilde, no fue corrido, ni fue una victoria de El Gordo.

 El Canoso cambió bastante, hace un tiempo era un señor, con un semblante de sabio, correcto, severo, ermitaño. Hoy solo se junta con los que están, para reírse. No le importa otra cosa que no sea estar con el grupo.

 Los otros días, inicié con El Muchacho una competencia en la cual se sumó El Canoso. Dicha competencia era embocar una pelota de goma de 3 cm. de diámetro en un hueco que hicimos en la tierra del patio trasero de casa, con un viejo palo de polo y a 6 metros de distancia. El juego empezó bien, pues la pelota de goma rebotaba sin cesar y multiplicaba la posibilidad de que el tiro fracase, esta dificultad, casi incalculable, potenció el ánimo de los jugadores, así que los ánimos estaban por las nubes. Además, había un premio, una cerveza de litro que debía pagar el perdedor. Cada ronda era de tres tiros. Todos perdieron una vez, yo perdí dos. Pero no me importó. Las sonrisas, la competencia, la satisfacción de lograr embocar la pelota nos hacía saltar gritando ¡gol! y cada gol era gritado por todos. Hubo unión.

 Después nos pusimos a jugar con las cartas. Los invité al Gordo y al Viejo, solo este último aceptó. Compramos otra ronda de 3 cervezas. No mucho tiempo después, dos vinos y una gaseosa. Yo soy muy tramposo con las cartas y los números, me encanta hacerlo notar. Así ellos me persiguieron con la mirada exhaustivamente y yo, que soy Bicho Raro, les contaba que bajo su vigilancia igual los había burlado, ellos lo dudaban y mis carcajadas daban la posibilidad de que fuera cierto, aunque no lo era.

 Nos quedamos en el patio delantero jugando hasta entrada la madrugada, en un hecho insólito y sin previo aviso, El Viejo lanzó al césped su copa, haciéndose trizas. Nos dimos cuenta que el culpable era el vino, no él.

 El Viejo se enfermó y estuvo varios días en cama, muy de vez en cuando salía a comer, solo recibía un té hecho por El Canoso, dicho té contenía muchísimas hierbas curativas que solo él sabía la verdadera composición de tal mejunje y la procedencia de los mismos. Pero ayudó bastante a la rehabilitación del Viejo y eso era lo importante.

 Del Muchacho poco hay que contar. Del Bicho Raro, si, hay bastante. Estos escritos los estoy haciendo después de haber pasado 12 años, que son un tercio de mi condena. Por fin me facilitaron la maquina de escribir que les había pedido.

 Por supuesto, me tuve que portar muy bien para que me dieran el derecho a portarla. Mi condena acá subió más de lo esperado, básicamente esta es y será mi casa y mi vida, hasta que sea mi féretro y mi muerte.

 Mi abogado dijo que desmintiera las acusaciones de los hechos ocurridos en esa mañana de tormenta, ara poder bajar la condena o postergar el juicio, pero solo pudo darme varios meses mas, hasta que se desmintieron las pericias psiquiatricas que un amigo de él había facilitado. Yo no estaba loco y en mi enorme sonrisa solo se escondía miedo a que me regañen.

 Nunca confesé nada, pero mis huellas en el cuchillo eran imposibles de esconder y por más que haya borrado la publicación de Facebook, las fotos siguen circulando.

 Doce años para poder escribir lo que pasó ese día. Pero ahora, las imágenes son extrañas, mi sonrisa no es tan simpática, no sé si era una tormenta la que azotaba esa mañana o era una calida tarde o quizás pasó de noche y los gritos fueron como truenos y la cuchilla cortando el aire eran los relámpagos y las sangre fuese... como chubascos.

 Tampoco concibo que fueran tantas personas. Me aprieto la cabeza y veo miles de cuerpos ensangrentados ¿Cuál de las imágenes es la verdadera? Quizás ambas. Quizás no lo hice solo una vez. Quizás fueron muchas mis interrupciones en la cotidianeidad de personas, veo gente que estuvo cocinando, leyendo el diario, viendo la tele, subidos a sus autos, cortados por mi machete. También me veo sosteniendo mis viseras, sonriendo. Veo dedos y no veo manos, son los dedos que salieron de mi bolsillo cuando buscaba la billetera. Mi ropa pesada del liquido escarlata, el olor que me acompaña desde siempre, ¡ese olor es tan exquisito! Cuando todavía se siente caliente y espeso en las manos. Sonrío y no sé que estoy diciendo.

 Hoy me siento un dudante más que un pensante. La gente que me habla lo hace con rimas, creo que se están burlando. No lo sé, después del desayuno dejaron de molestarme y los colores se hicieron más amables, mi cuerpo se relaja y vivo más tranquilo, las puertas y los gritos disminuyen. Mi pieza se ensancha, tengo espacio para bailar y lo hago, mientras que mi cuerpo descansa en la cama, me hace palmas y sonríe. Es eterno este momento y será eterno este lugar y eterna mi sonrisa y mi cantar, eternas las enfermeras y eternas las pastillas. Eternos son mis hijos y eternas las letras de esta encrucijada. Eterno el instante que no se repite, eterna esas ganas de volver a sentir ese olor y viscosidad en las manos.

La Copa Rota



La hermosa copa se rompió. Quizás ese "se" está mal. Lo confirmo, no pudo haberse roto sola, por sí misma. Ese "se" está mal. De alguna forma la copa está rota, por acción de algo o alguien. Y muchas hipótesis podrían dar solución al problema del ¿por qué alguien rompería la copa? Desde explicaciones del tipo: "Fue el cáliz del santo grial, encontrado por una persona que no era digna de tal omnipotencia y eso causó la destrucción total del poder de la vida eterna, con ello la ruptura del cristal" o "se le cayó a un curda".

Como saben, mis amistades forman parte de todas mis creaciones. Y por supuesto, les pedí ayuda con este terrible acontecimiento.

Les mandé cartas a todas mis amistades al rededor del globo. Aterrorizados, la mayoría, me contestaron automáticamente diciendo que recurrirían a toda su biblioteca para reunir la información necesaria para tal cruzada. El único que me contestó, en  contra de la tendencia, fue el antropólogo Raúl, un brasilero que vive en Angola, en la carta había una sola letra repetida varias veces "kkkkkkkkkkk".

Cartas en varios idiomas recibí al cabo de la primera semana. Fue el venezolano Jacinto, el primero de varios, él me dijo que le escribió a un astrólogo haitiano que estaba de vacaciones en Noruega, Lokmil que escribía en francés aunque sabía 7 idiomas, entre ellos el español, cuestión que me rompió las sienes bastante porque tuve que traducir con un  diccionario francés-español y tardé varios días, 6 hojas escritas a puño y letra, 5 días me costó traducirla. Cuando la terminé se la envié a Lu, una marsellesa que estaba en Singapur, para que lo revise. Como siempre le envié algo de dinero, ya que siempre me cobraba los trabajos por más que sea una amiga de la infancia, 4 mil duros solo por esta vez.

Pasaron 3 días hasta que me contestó, solo en 2 hojas. En la primera, saludaba y agradecía que me haya acordado de ella para mis andanzas, pero que era mejor que me envíe la carta original porque mi traducción era horrible. En la segunda se aventuraba a darme su opinión sobre la cuestión a la copa rota. La verdad es que después de haberla leído, me hicieron falta tres medidas de whisky para poder tranquilizarme y conciliar el sueño.

También me escribió el camboyano, Urtitum. Amigo de Saúl, el nicaragüense, que yo había conocido en unos viajes de negocios en un pueblito remoto del Uruguay. Este me tiró la data de que debería comunicarme, por más que es de poco responder, con William un gran teórico, militar, yankee que estaba trabajando en la antártida, parte del territorio que le corresponde a Chile. Y así lo hice, a día de hoy todavía no me respondió.

Mi prima se re prendió en la cruzada y día por medio, me cuenta las mil maneras en que las hijas rompen vidrios, espejos, platos, cerámicas, jarrones, cajitas, utensilios, adornos, esculturas, juguetes y hasta libros, dice ella que en esos relatos diarios, a base de exhaustivos experimentos (seguidos por estridentes regaños), se encuentran como si fuera un  rompecabezas, las piezas que dan la respuesta al problema universal de la copa rota.

Loida, Luisa y Eloisa se juntan periódicamente, entre tantos tintos y blancos, a teorizar acerca del tema de la siguiente manera: graban en sus celulares las reuniones, luego le pagan a una universitaria para que desgrabe todos los diálogos y los ponga por escrito, lo leen en la siguiente reunión y vuelven a analizarlo. Así tantas veces como sea necesario, dicen ellas, hasta que puedan ponerse de acuerdo, entre ellas, y llegar a la opción más pura y desprovista de subjetividades para así alcanzar con pureza retórica, el contexto real al gran problema de la copa-rota.

La siempre viajante Milena, me contestó que estaba de vacaciones en Alemania y que no podría ayudarme esta vez, pero me dijo que si quería visitarla, para amarla, estaría esperándome en el Adina Hotel tercer piso B, de Nuremberg a pasos del Museo Nacional. La verdad que no esperaba ese tipo de respuesta pero le prendí una vela a la santa coparrota.

Leí algunas cartas en el viaje, ya desinteresado de las respuestas brillantes y siniestras elocuencias de mis amigos y los amigos de ellos. Me encontré con Mile, nos amamos por tres meses, hasta que ella retomó sus viajes.

Así que tuve que volver a casa y para mi sorpresa, encontré miles de miles de cartas de todo el mundo hablándome de miles de pavadas por una copa rota que ya la había tirado a la basura.

                                      ***

9 meses sin que un día deje de llegar el cartero Julián, con vientialgo de cartas. Ya nos hicimos amigos y los fines de semana viene a almorzar en casa, mientras nos tomamos alguna bebida espirituosa él me ayuda a quemar las cartas que él mismo me trae en la semana. Dejé de contestar hace ya rato.

Siguen viniendo de a docena, a veces mas, a veces menos. Mandé a la mierda a más de uno, pero solo se me rieron. Claro, a mis amigos les hizo gracia que yo, un empresario multimillonario, les mandara cartas en pleno año 2023. Me respondieron de manera alegre y elocuente pero también compartieron a todos sus amigos la iniciativa, de escribir sandeces y enviarlas repetidamente al 33 Viale Vittoria, Pescara, Italia.

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Tres años y las cartas no cesan de llegar, ya eran 107 los países y más de 6 millones de personas las que se habían contagiado de esta rara idea.

Mi psicóloga Vicu, me dijo que debería mudarme, puesto que no dejaba de tener pesadillas con gente borracha escribiendo cartas.

Tiempo después, entre sueños y pesadillas, desayunos y almuerzos sentí la necesidad y culpa de tener que agradecer el tiempo que cada una de las personas depositó en escribir, pagar y enviar las cartas, es así que me agarró la locura de querer leerlas a todas y responder. Invertí toda mi fortuna en esta nueva empresa. Puesto que tenía una feroz y galopante culpa de no retribuir el tiempo y esfuerzo que destinaron esas personas en el armado de hipótesis de lo ocurrido. Después de un tiempo ya no era más multimillonario, me gasté toda la plata en contratar traductores, profesores, lectores, escritores de cartas, enviadores de cartas, recolector de sobres abiertos, administradores encargados de clasificar por países, por idiomas, por fechas, por continentes, por extensión, las miles de cartas que llegaban y no paraban de llegar.

                                      ***

Aprendí 27 idiomas y varios dialectos no escritos de África. Me mandan videos en las redes sociales, en el e-mail y a todos los sistemas de mensajería que existen hasta el día de hoy. Me entrevistan varias veces en la semana, desde varios países de América Latina y el Caribe, de Australia y New York, de Ámsterdam y Hamburgo, de Roma y Malasia, de Escocia y Madrid.

Hay canciones en coreano y japonés. Se hicieron 20 libros y 2 películas. Me contactaron Ordenes Masónicas del Rito Escocés y del Yorkino invitándome a formar parte de sus logias.  Volví a llenar las cuentas bancarias, me financian universidades, Centros de Investigación y Desarrollo y algún que otro país en vías de desarrollo (vaya uno a saber por qué) varios  estudiantes recibieron sus doctorados en mi casa. Hoy inauguré el Centro de Estudios de Cartas, Lenguaje, Filosofía y Antropología La Copa-Rota. Trabajan ahí 3567 profesionales, administrativos y personal de mantención y limpieza, además, está proyectado sucursales en Pekín, Corea del Sur, Rusia y Cuba pero también en Londres, Brasilia, Los Ángeles, Lisboa, Caracas y La Rioja.

Ya casi no leo cartas, hago viajes de negocios y placer. No sé que pasa con este mundo, de verdad, no entiendo nada.

Das




De las palabras vacías, 
a los entramados complejos.
De las soluciones alucinantes, 
a los hombros cansados.

Del delirio lunar, 
a la brisa matutina de errante 
verde celestial.

De los panes criollos, a los mates.
Del café, a la escritura.
De las sienes saturadas,
a la oculta escultura.

De la conversación con Leila, 
a la cerveza roja, individual, solemne.

De las agujas del reloj,
a las congeladas melodías.
De un rap a un tango, 
ambos de Calamaro.
Y esa botella vacía, con gusto a nada.

De las caminatas solitarias, 
a tu sonrisa brillante.
De las luces de tu alma,
a las noches estrelladas.
Del palpitar de tus parpados,
a mi desengaño final.

“Das palavras vazias"

Mi horóscopo me mintió




       Y mi horóscopo me mintió. Me enamoré perdidamente de vos. De tu mirada y tu sonrisa, que alimentan el fuego de mi corazón. Gabriel, mi ángel.

El horóscopo también me mintió en lo laboral, hoy cerró la fábrica donde me desempeñaba como operadora. Nos notificaron cuando asistimos al horario cotidiano. "Las Redes Company" dejó de ser mi compañía.

De salud estoy bien, en eso sí mi signo zodiacal estuvo acertado. La bronquitis ya no está más. Las relaciones familiares van marchando bien, estoy esperando esa sorpresa grata que mi destino me depara, ojalá no sea alguna sobrina nueva, la economía para pañales y regalos está complicada. Y me acuerdo de nuevo de mi madre de la cual salimos 7 hijas y 2 hijos. Luchó fervientemente, por cada una de nosotras. Anastasia, mi ejemplo.

Hablaba también, mi horóscopo, de una persona nueva en mi vida, que me va hacer muy feliz, pero que no tiene nada que ver con el amor. Y pienso en el colectivero, es hermoso y siempre me halaga con palabras dulces. El 631 azul, siempre lo tomo a la misma hora, para verlo a él. "¡Buenos días, Fernanda!" me dice sonriendo y mirándome de pie a cabeza, pienso que es muy detallista. Y yo, que siempre voy adornada con cadenitas y pulseras, maquillada y bien vestida, de punta en blanco.

Su mirada me alegra el cuerpo. No decía nada de que me iba a ir mal en el sexo, así que esta semana le voy a dar mi número de teléfono a Ricardo, para que me llame y coordinemos un encuentro pasional. Sé que él es casado, por su alianza. No sé si el sabrá que Gabriel existe. De igual modo ¿qué le hace una pinta más al tigre? Sé moverme, soy sigilosa y no dejo cabos sueltos, ojalá que él también lo sea. No quisiera estropear mi relación, por una desatención.

Ojalá su signo sea compatible con el mío ¿De qué signo será? ¿Cáncer? No, no creo. ¿Sagitario, tal vez? no, tampoco. ¡Leo! ¡Debe ser de Leo! Se lo veo en los ojos, no puedo errarle. Leo concuerda con mi signo, para relaciones esporádicas. Pero ¿y si conoce otra del mismo signo que yo? ¿Otras, incluso? No importa. Me importo yo. Y soy decidida. Voy a darle mi número.

Me pregunto ¿A todas las que somos del mismo signo nos pasará igual esta semana? Ojalá que sí. Ojalá tengan su puro amor, Gabriel. Y encuentren a su oportuna alegría, Ricardo.

Sentir Belén

Alma que no conozco, La siento tan hermanada De sensaciones en cascada: Hablo de rastros imperdurables En caminos intangibles, ...