Un piano desordenado
sonando en la musicalización del silencio, las palabras sobran en este universo
de versos incompletos, sin sentido y sin corazón.
Con un xilófono
de madera libero endorfina, la flauta pone de manifiesto su verso símil
zodiacal de las doce notas ejecutadas por un pájaro carpintero, que llega del
fuego del sol de hielo para llenar tu corazón del vacío original.
Millones de
aves vuelan de noche, avivando el titilar de las estrellas del fuego resplandecientemente
muerto. Muertas nubes negras riegan mis verdes pasos, mis secas ramas y mis
enardecidas raíces, que rogando se escabullen para arribar al mar, de donde
nació la vida.
Una gran explosión
subacuática liberó aminoácidos crujientes hasta el día de hoy o de ayer, pues mañana
la gran inundación de fuego y rigor devorará la especie que se come a sí mismo.
Una persona
se sacrificará, una persona sobrevivirá, una sola -indivisible- será testigo
del constructor universal que es el amor simbiótico y equilibrado de las
superespecies llenas de vida comunitaria, quien es presa del cazador que también
es presa y agua y equilibrio y autorregulación y verde vida y marina vida y
aire puro de plumas y celeste cielo claro y tímido sol que no lastima.
Una erupción
es celebrada, un terremoto sacude las vidas, unas melodías con otras melodías y
cantos y otros cantos de gargantas que silban y rugen y relinchan y cantan al
amor y la unión de notas que corean al universo y es vida y movimiento y canto
y crecimiento de las raíces que vuelven al mar.
Y no se
comen, ni se consumen, se alimentan y balancean; entre la vida y la vida ya no
hay esperanza porque tampoco hay pasado que espanta, ni fantasmas que termitan
nervios corroídos, ni metales fundidos, ni fósiles exportados, ni humos
contaminados, ni aberración a la vida.
Ese indivisible
testigo morirá, sabiendo su saber que de nada sirvió servirse a sí mismo sin
hacer caso a los mismos sismos que barrieron sus cimientos, únicos simios
sucios y egoístas, animales con nombres nunca hombres, nunca evolución solo polución.
Y así será,
hasta la gravedad caerá y el universo no existirá, salvo en solo un verso que
hace rimar que en cada pupila que mira al mar y de cada montaña desde la cima: rima
amor con vida y volver a empezar.