Di algo en el Diálogo




     Estaba Esteban, hablaba más de emblemas que de bromas. Bramaba en silencio, así obedeció, hasta que todo pasó. Más cuando contar quiso, no supo lo que hizo.

     No hay mucho para decir, estaban fuera de ritmo. Hacía mucho tiempo que no se juntaban a comer un asado y no sabían bien como comportarse.

     Era raro, lo que siempre salió natural ahora era forzado, caminaban de un lado a otro sin aparente conexión con la realidad, comenzaban diálogos de pocas líneas, sin posibilidad de continuarlas. Era molesto, no sostenerse la mirada siquiera. Alguno improvisó un chiste, el humor llegaba tarde y no causaba gracia, el chiste no era malo ni desubicado, tampoco nefasto ni superfluo, pero no había conexión entre los integrantes.

     Quisieron hablar de aviones, otro quiso empezar una discusión sobre política, otro quería hablar de la suegra, ni siquiera el tema del clima, que en cualquier ocasión resulta efectivo, tuvo frutos.

     Máximo tomaba un malbec berreta, con hielo y soda; Emiliano, que hacía el asado, un vermú; el Fede y el Bauti tomaban cerveza, el primero rubia y el otro roja; Flor invitó tequila, pero nadie le hizo la segunda; Lucas y Adri tomaban un fernet, que ella preparó muy fuerte y él se quejó, pero ella no le contestó. Jacinto no se despegaba del whisky, como dueño de la casa no le daba artículo a nadie, solo miraba sin entender y escuchaba sin decir nada.

     Bauti incentivó a hablar de fútbol con un comentario sobre Instituto, pero el campeonato todavía estaba sin fecha de reinicio, como la facilidad para el diálogo.

     <<A la ensalada ¿le pongo aceite y vinagre o solo limón?>> preguntó sin entusiasmo de respuesta Adri, mientras exprimía medio limón desde cada mano a la ensaladera.

     <<Ya casi están los choris>> decía el asador.

     Alguien hizo ruido con la soda, alguien soltó un eructo. Una roca entró en el vaso del viejo, alguien se quejó de los mosquitos.

     Alguien puso rock, otro quiso poner salsa, pero al toque se rectificó y cambió por folclore. Sonó una chacarera. Alguien puso mala cara, los demás no se enteraron.

     Nadie hablaba del clima cálido, del hermoso domingo, de ese patio tan amplio, nadie admiró lo prolijo del césped. Nadie dijo nada de las trenzas de Flor, y a ella no importó.

     << ¿Me alcanzás la sal?>> nadie se la acercó. Algunos tenían hambre pero nadie lo dijo, el asador estaba tardando, pero él disfrutaba de llevar la carne a tiempo y fuego justo, lento para los que callaban. Solo Fede se sirvió un chori, lo puso en un pan, al que agregó salsa picante y mayonesa.

     << ¡Qué hermoso día por Dios bendito!>> por fin alguien lo dijo, pero no se supo de quien vino la voz, Maxi rió.

     Sonó un celular que estaba en la mesa. Nadie atendió. Luego aparecieron Lorena y Ceci, saludaron y alguno levantó la vista, Emi ofreció para beber, Ceci prefirió agua y Lore se hizo una limonada con algunos limones que estaban cerca de la ensaladera.

     Las costillas y el cerdo en fuentes separadas. Algunos no comieron nada, alguno agarró con las manos la carne, otro la ponía en un pan, alguien prefirió servirse en un plato, otra solo necesitaba un cuchillo filoso. Nadie comió ensalada.

     Siguieron bebiendo, alguno sin despedirse se fue. Otros quedaron. El día se hizo noche de un segundo a otro, casi no hubo atardecer. La lluvia hizo que alguna se refugiara bajo techo, otra ocupo el sillón del living para dormir, otros se fueron. Otros, simplemente seguimos aquí.

2 comentarios:

  1. Una vuelta un tanto rara, quizás por la extrañeza deduzco. Pero es cierto que no apreciamos esos pequeños detalles. Y así nos va. Un saludo!!

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