Las piedras
constituían los caminos.
Los
parpados lucían su inutilidad,
Ya que las
guías estaban pre acordadas
A las
corazonadas.
La palabra
que no se decía,
Era la
llave para el pasadizo
Al final de
la montaña.
Los
senderos eran populosamente habitados
Por
corazones sin rumbo
Por el
tumulto de los parpados;
Seres
instintivos, no caminaban.
Y quien
avanzaba se alejaba del camino.
En cambio
ella:
Ella
brillaba sin ver y latía hacia la cima.
Su voz era
inaudible para quienes escuchar decían.
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Despues de haberlo leido. ¿Pudiste reflexionar sobre los temas que aquí desarrolle? Te invito
ResponderEliminarImagino, la tinta de un amor que ve , que escucha y sobre todo que siente. Porque para amar , hace falta ver con los ojos del amor.
ResponderEliminarMe ha gustado.
La realidad, a veces, se muestra muy cruel. Dichosos los que ven con esos ojos.
EliminarGracias por tu imaginación.