Ocultar la tristeza no es ser alegre



"Yo tengo que sonreír
Porque nadie está obligado a sufrir conmigo"

La creencia de que la vida emocional está basada en una alegría superadora ha estado creando seres automintientes y sabemos que las personas que se mienten crean falsas seguridades que con el tiempo resquebrajan la personalidad y desembocan en actitudes poco queribles. Como consecuencia la culpa y luego la angustia.

La demanda banal de alegría obliga al sujeto a corresponder de la misma manera, la sienta o no. Esta mal visto esa no-correspondencia. La búsqueda de personalidades fértiles para la alegría excluye profundamente a los que, circunstancialmente o no, son infertiles. La exclusión es ese terrible abismo hacia la marginación del distinto (despectivamente).

Entonces, para evitar la exclusión, por un lado, el individuo irrumpe su propio estado anímico para devolver la alegría que le fue "pedida". Por otro lado, hay "tristezas" a las cuales la complejidad de la persona no permite ser contada en algún tipo de conversación casual, sino que la demanda alta de atención es fundamental para poder ser al menos relatada. La ausencia de esos contextos complica la conversación de los males del sufriente, que siempre quieren ser compartidos.

La ausencia de "oyentes" crea un angustioso ciclo de socialización en base la falsa alegría, que compartida se vuelve una realidad  (superficial). Esta "realidad" alimentada por la necesidad u obligación del contacto con personas, es fácilmente digerida por los los demás, pero la tristeza que es la verdadera realidad de la persona sólo es puesta en pausas minúsculas para volver apenas se termine ese espacio socializador.

La sociedad en la que vivimos demandante de alegres, oprime estados emocionales distintos y aleja personalidades que expresan sus sentires de maneras distintas a la alegría.

No debemos ocultar nuestras tristezas, debemos soltarlas al aire y que la sociedad no nos haga sentir culpa de ese estado circunstancial.

Las tristezas son procesos y debemos respetarlos. Los tuyos y los míos.

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